A parte de parecer la cocina de un indigente, aqui en la imagen se muestran dos partes de un plato, falta la tercera, que no tenía mucho misterio (tres patatas sin pelar [soy muy vaga] en un jacuzzi a unos 100º).
Tras dejarme calvo el brazo izquierdo y tener que renunciar a mis yemas dediles gorda e índice, puedo decir, que he conseguido meter los champis al horno. Éstos están marcados en sarten con bien de mantequilla (yo creo que en otra vida fui francesa). El mejunje que hay al lado es un majado de ajo, perejil, vino blanco, y los pies marcados de los champis con algo de pan rallado.
Es una lástima, porque en pro de hacer el plato, ahora mi biceps derecho está hiper desarrollado, el otro calvo... Es lo que tiene motivarse a tope con el mortero por un lado y por el otro, emplatar junto al fuego sin preocuparse de que huela a pollo quemado... ¡Pero no pasa nada! La vida es más divertida cuando puedes contarles a tus amigos (si eres cocinero no tienes relaciones sociales, pero te las inventas) que te falta una uña, que a un compañero tuyo le colgaba la yema de tres dedos, o que metiste la mano en una freidora con aceite a 180º mientras tratabas de limpiarla... ¿¡A que si!? Cuando salgan estas preciosidades del horno, podéis ver el resultado en Diano's Cook FB. ¡Pulsad me gusta para enteraros de todas las novedades!
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