Quizá los más puristas hayais cerrado la pestaña del firefox directamente al ver que he maridado carbonara y patatas. A lo mejor solo os gusta con pasta. Pero bueno, ya sabéis que yo, fiel a mi tradición cocineril, soy más rara que un perro verde. Pero verde fosforito, como el plato.
¿Qué me ha llevado a hacer este plato? Pues al lado del fregadero tenía una patata, o más bien un patatón que compré hace tiempo y me pedía auxilio. ¿Que no me apetecía patata para comer? Os lo puedo asegurar, pero dado que llevo dos meses trabajando y, ni me han renovado, ni me han pagado ni un céntimo, pues estoy en la ruina, y no estoy como para elegir, precisamente. Asi se las gastan en los restaurantes de lujo: cobran 100 por cubierto, y no pagan al personal por deudas ajenas, desde luego, a nuestro interés.
Pero sigamos con la patata. También tenía unas lonchas de jamón putrefacto en la nevera, que de verdad que no me apetecía consumir. Y seguramente, con los 2400 Euros que se me deben, podría haber comido langosta. Pero como el verbo deber significa que un empresario corrupto está disfrutando lo que es mío, la langosta queda relegada, si acaso, a surimi.
Pero sigamos con la carbonara, dejando a un lado el profundo rencor que siento. Pues eso, que sigue sin salirme como en el restaurante donde he probado la mejor de mi vida, asi que me iré un día alli de prácticas. Total, ya estoy acostumbrada a no cobrar; mejor ir sabiendo que no voy a hacerlo, en vez de con la ilusión de poder vivir dignamente. :). Y ¿las patatas en salsa? Riquísimas.
jajajajajaja
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