Francisco Legido, aquí presente, a la izquierda de estas
letras, es mi hermano mayor. Pero no como la lamentable serie de televisión,
que no soy una kinki, sino el de sangre. Juntos, hemos hecho alguna colaboración
como blogs independientes, pero ésto en lo profesional.
No quiero ponerme pastelosa, porque su receta es salada,
pero sí quiero recordar aquellos momentos en los que cocinamos juntos. Como
sabéis, he llegado a hacer de la cocina mi profesión, y si alguien me enseñó
cómo divertirme en la cocina, fue él. Desde los bollitos de leche rellenos de
cacao súper concentrado mientras veíamos Delfi (pobrecito, que tenía que
tragárselo porque me hacía feliz...), hasta el pan enhuevado (nada que ver con
las tostadas francesas jaja), pasando por diversas recetas con
salchichas.
Y qué decir de aquellos mediodías, los dos juntitos en el comedor viendo programas de cocina. A Fernando Canales, que después marcaría el comienzo y continuación de mi carrera culinaria...
Otra de las razones que jamás diré en alto, de porqué
convertí la cocina en profesión, es por haber convivido con mi hermano durante
los años que se ocupó de las comidas en casa. Me daba tanta envidia los
deliciosos platos que preparaba, que supe que quería llegar a
éso algún día.
Sin más dilación, os dejo con él y su speech, que yo ya he
hablado suficiente. Al final del post, una sorpresita para él :)
"Hola, soy Fran, el mapache aprendiz de La
cocina del mapache feliz.
Desde hace muchos años (más de la mitad de mi vida) soy un apasionado de
la cocina en general. Durante unos cuantos años, aprovechando el boom de los
programas de cocina y mis horarios coincidentes, me tragaba absolutamente todo
lo que caía en la parrilla televisiva.
Así, me crié culinariamente con Karlos Arguiñano, Fernando Canales, Iñaki
Oyarbide, Juan Pozuelo, Sergio Fernández y otros muchos. La casualidad quiso
que mi hermana, la srta Dianos, estuviera por allí compartiendo y disfrutando
juntos de aquellos momentos.
Ella, como
ya sabéis acabó siendo profesional de la cocina. Yo, a día de hoy,
me replanteo mi futuro y tengo claro que mi vida está detrás de unos fogones y
no un teclado de ordenador.
Durante aquellos años, mi adolescencia, empecé a hacer de la cocina mi
pequeño laboratorio. Las recetas de la tele estaban bien, pero mi cabeza me
daba instrucciones muy diferentes. Algunas grandiosas, otras absurdas y otras,
curiosamente, recetas que ya existen y que yo desconocía.
Una de esas recetas acabó siendo muy especial para ambos y es por eso que
la he elegido para el proyecto puzzle: el pollo azul.
En esta ocasión el pollo azul
va con piña, pero podéis dejarlo solito tranquilamente. Es una receta
fácil, barata y rápida a más no poder...
Necesitaremos pechuga de pollo, vodka negro y piña. Se acabó.
La pechuga la cortaremos en dados pequeños mientras
ponemos a calentar la sartén junto con un poco de aceite. Cuando esté bien
caliente, echaremos el pollo y lo doraremos. Es importante que el aceite esté
bien caliente para que la carne se selle bien y de paso quede crujientito por
fuera y blandito por dentro.
Algo que ayuda a esto es poner los dados de pechuga en
harina y sacudirlos para que quede una fina capa de harina que hará que la
corteza quede muy crujiente.
Cuando veamos que el pollo ya está hecho, echaremos medio
vaso de vodka negro y bajaremos el fuego a algo intermedio. Removeremos bien
con cuidado de que todo se impregne y el vodka no se queme (y acabe siendo un
caramelo torrado). Cuando olamos que ya no huele a alcohol (¿? XD), echaremos
un poco de una mezcla de agua fría y harina para espesar la salsa.
Finalmente, ya en el plato, acompañaremos con unas
rodajas de piña.
Y ya está. Fácil, sencillo y para toda la familia. Un día de crisis, un
día de sorprender, un día de tontería... vale para cualquier ocasión.
Como anécdota final, mis comienzos
fueron bastante duros: unos espaguetis prácticamente crudos (no coló lo de
"al dente") y un bajón bastante considerable. Pero ey, esto es la
vida: gente a la que no le gusta lo que haces y que te pincha para volver a
intentarlo y mejorar.
No abandoné y a día de hoy
todavía no he matado a nadie y ya casi nunca he vuelto a recibir un "esto
no hay quién se lo coma". Eso sí, algo ha debido de funcionar mal, porque
he acabado rodeado de mapaches de peluche y trabajando para uno de ellos..."
Alguna cosa tenemos en común, como lo de replantearnos el futuro profesional.
ResponderEliminarAunque no el vodka negro, que no puedo con él, aunque si a mis manos llega, probaré a cocinarlo, porque lo que es bebido no me va.
Suerte y ánimo, esos mapaches parecen buena gente
Pues te diré que en unas fiestas de Urduliz (Vizcaya) probé un katxi de vodka negro y cocacola y, aunque parezca mentira, estaba rico! Y con limón, que tuvo mucho éxito, también está potable!
ResponderEliminarY al pollo le da un súper sabor. Y yo he hecho también torrijas y cupcakes, y están mu ricos... Investiga, investiga, y sígue al pequeño mapache de cerca! :D
No se si usaría el Vodka negro para cocinar o antes me lo bebería jeje, pero lo que mas me ha sorprendido... es saber que ambos dos sois hermanos... Que alegría me ha hecho y no se porque jeje
ResponderEliminar^-^ Los secretos de sangre... Jajajaja
ResponderEliminarYo con el vodka negro, el mismo problema... Con él y con el patxarán. Entre chorrito y chorrito a la cazuela, ¡un chupito! ;)