martes, 2 de abril de 2013

Fernando Ortega, de Goa Valladolid y su cóctel de World Class


Hace una semana andaba yo investigando los cócteles que se presentaban a la World Class de este año, cotilleando lo que habían presentado mis amiguitos de este mundillo, y cuál fue mi sorpresa al encontrar a Fernando Ortega, el simpático coctelero de Goa, con este imaginativo cóctel: whisky, pepino, naranja y vino tinto.

Claro, en semejante emplazamiento, no podía perdérmelo, así que allí estaba ayer, probándolo. (Con la grata sorpresa de la aparición de Juan Valls, del Niño perdido, al cual aun no conocía en persona)

Hay que decir que engañé un poco a Fernando: Trató de asegurarse veinte veces de si me gustaba el whisky, y le mentí como una bellaca: lo odio a muerte desde una tremenda resaca años atrás en la que me pasé repitiendo mis copas de la noche en cuestión tres días.

Pero ésto ya no se trataba de whisky malo con cola (la bebida, cochinos), sino de un cóctel en base a whisky, lo que es totalmente distinto (o éso esperaba).

Y así fue. El muchacho se marchó a la estación de cócteles a hacer la magia, y lo que siguió después... Fue que probé el cóctel, claro. Delicada presentación y un sutil (ejem) toque de whisky. 
La verdad es que al recordar que llevaba pepino (que también odio...), se me pusieron los pelos de la planta del pie de punta, pero ya era tarde para echarse atrás. 
Y ahí donde lo veis  horrorizada como estaba, me sorprendió enormemente. Y ahí (también) es donde me vi a mi misma poniendo caras al recibir platos con ingredientes "que no son amigos de mi paladar" en restaurantes de menú degustación. 
Luego resulta que en el plato, y muy bien combinados, hacen las delicias de los paladares más selectos.

Total, que con esta dialéctica tan magnífica que tengo, aun estaréis en un mar de dudas: vomité, me encantó, sin más... Pues sí (a la opción del medio, nunca he sido de extremos), le doy un sobresaliente. No solo por la originalidad del cóctel en sí, sino por el sabor final de la mezcla.

Odiadores del pepino y del whisky... ¡Probadlo! No volveréis a mirar un pepino de la misma forma.


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