viernes, 17 de febrero de 2012

Patatas con champiñes barriguitos

A parte de parecer la cocina de un indigente, aqui en la imagen se muestran dos partes de un plato, falta la tercera, que no tenía mucho misterio (tres patatas sin pelar [soy muy vaga] en un jacuzzi a unos 100º).

Tras dejarme calvo el brazo izquierdo y tener que renunciar a mis yemas dediles gorda e índice, puedo decir, que he conseguido meter los champis al horno. Éstos están marcados en sarten con bien de mantequilla (yo creo que en otra vida fui francesa). El mejunje que hay al lado es un majado de ajo, perejil, vino blanco, y los pies marcados de los champis con algo de pan rallado.

Es una lástima, porque en pro de hacer el plato, ahora mi biceps derecho está hiper desarrollado, el otro calvo... Es lo que tiene motivarse a tope con el mortero por un lado y por el otro, emplatar junto al fuego sin preocuparse de que huela a pollo quemado... ¡Pero no pasa nada! La vida es más divertida cuando puedes contarles a tus amigos (si eres cocinero no tienes relaciones sociales, pero te las inventas) que te falta una uña, que a un compañero tuyo le colgaba la yema de tres dedos, o que metiste la mano en una freidora con aceite a 180º mientras tratabas de limpiarla... ¿¡A que si!? Cuando salgan estas preciosidades del horno, podéis ver el resultado en Diano's Cook FB. ¡Pulsad me gusta para enteraros de todas las novedades!

jueves, 16 de febrero de 2012

Pollo a la naranjimón

Hacía mucho que no posteaba una receta, lo se. He pasado una época realmente dificil, por no decir imposible. Sé que no es excusa, pero bueno, algo tendré que decir jaja.

Tras haberme dedicado en cuerpo y alma a un trabajo por el que creí que merecería la pena esforzarse al máximo, me encuentro con una anemia caballil que apenas me permite estar levantada de la cama unas horas diarias, y sin un solo céntimo en la cuenta. Ése ha sido uno de los golpes, desde luego, aunque otros completan la lista.

Asi que, cuando el otro día alguien importante para mi me dijo "has perdido la alegría y las ganas de seguir", lo cual es la pueril verdad, me dije... Éso de levantarse todos los días sin querer hacer nada, sin querer salir con nadie y sin ganas de... pues éso, vivir, debería acabarse. 

Otro alguien me dijo hace muucho tiempo que a veces es necesario ver el abismo y estar en su borde para ser capaz de recular y ponerse las pilas. Ya está, ya lo he visto, y no me gusta. Quiero seguir cocinando, quiero seguir luchando y quiero seguir con Diano's Cook a muerte, o más bien a vida.

Éso, sumado a que un tercer alguien ha tenido la buena voluntad de preguntar si estaba bien, porque hacía eones que no ponía absolutamente nada... Pues me ha dado ganas de hacer cositas, y como esta semana ha supuesto un cambio radicalísimo en mi vida, he decidido por vez 200 y espero que la definitiva, seguir con ésto, porque asi me obligo a comer cosas decentes...

Asi que he mirado mi frigorífico pelusil y he visto una pechuga que mi amigo Manolo me vendió ayer, ha salido a saludarme con bastante pestilencia y ha dicho: ¡cocíname!. Y ahí vamos.

Unas rodajillas de naranja, un cacho-pollo, unas rodajillas de limón, el otro cacho-pollo, y unas rodajillas de naranja. Éso en un hermoso papillot, a horno medio con unas verdurillas tipo cebolla y tomate, que era lo único que había..., Pero éstas sin tapar, para que se requemen, que es como a mi me gusta. Si a ti no te gusta, te jodes y lo haces asi, que para éso es mi receta y te estoy diciendo cómo la hago. Espero que haya quedado claro.
Cuando saque el resultado del horno, si os portais bien y alguien lee el post, subiré la foto. Si solo lo va a ver mi abuela, pues paso y os mato a todos por ignoradores, para una vez que me pongo las pilas, ¿vale? De acuerdo. 
(La falta de hierro en sangre produce episodios de locura transitoria pollil)

jueves, 9 de febrero de 2012

Patatitas asadas con salsa carbonara

Quizá los más puristas hayais cerrado la pestaña del firefox directamente al ver que he maridado carbonara y patatas. A lo mejor solo os gusta con pasta. Pero bueno, ya sabéis que yo, fiel a mi tradición cocineril, soy más rara que un perro verde. Pero verde fosforito, como el plato.

¿Qué me ha llevado a hacer este plato? Pues al lado del fregadero tenía una patata, o más bien un patatón que compré hace tiempo y me pedía auxilio. ¿Que no me apetecía patata para comer? Os lo puedo asegurar, pero dado que llevo dos meses trabajando y, ni me han renovado, ni me han pagado ni un céntimo, pues estoy en la ruina, y no estoy como para elegir, precisamente. Asi se las gastan en los restaurantes de lujo: cobran 100 por cubierto, y no pagan al personal por deudas ajenas, desde luego, a nuestro interés.

Pero sigamos con la patata. También tenía unas lonchas de jamón putrefacto en la nevera, que de verdad que no me apetecía consumir. Y seguramente, con los 2400 Euros que se me deben, podría haber comido langosta. Pero como el verbo deber significa que un empresario corrupto está disfrutando lo que es mío, la langosta queda relegada, si acaso, a surimi.

Pero sigamos con la carbonara, dejando a un lado el profundo rencor que siento. Pues eso, que sigue sin salirme como en el restaurante donde he probado la mejor de mi vida, asi que me iré un día alli de prácticas. Total, ya estoy acostumbrada a no cobrar; mejor ir sabiendo que no voy a hacerlo, en vez de con la ilusión de poder vivir dignamente. :). Y ¿las patatas en salsa? Riquísimas.

sábado, 4 de febrero de 2012

Pensamientos

Mucha gente reconoce lo pensativa que soy. Aprovecho cada segundo que se me permite, para poder pensar. En el presente, en el pasado y en el futuro. Adónde voy, adónde me gustaría ir... Adónde me gustaría haber ido, adónde he ido.

Los pensativos somos en ocasiones muy dificiles de llevar, ya que siempre tenemos pájaros en la cabeza, y de un día para otro, todo nuestro universo puede cambiar. 

Hoy no voy a hablar de cocina. O quizá si, pero intrínsecamente.

Desde que estoy aqui, en este mundo, que a veces es justo y a veces no lo es, siento que no estoy en el lugar adecuado. Puede que sea inconformismo, quizá prisa. Casi todo lo que me he propuesto, lo he conseguido, con o sin ayuda. Con el sudor de muchos meses, o en cinco minutos.
El caso es... ¿Quizá conseguir las cosas fácilmente las quita el valor? Cuando echo la vista atrás, me veo en el instituto, renunciando por deber al que era mi sueño (asi lo creía, y por ello aposté todo a la misma carta).
A lo largo de la vida, debes ir renunciando a muchas cosas que te gustaría conseguir, pero que en ese momento no es posible por las circunstancias. En cambio, algunas veces una llamada puede cambiar todo lo que se pretendía como un desenlace sin sentido. 
Cuando eres obligado a caminar por un sendero que no te motiva, cuando te dicen qué tienes que hacer y sabes que no puedes desobedecer... ¿Qué sentido tiene la vida? Cada uno tiene marcadas unas líneas en la mano, y son las que guían nuestro destino, que camina por ellas.

Al empezar en esto, puse todo lo que estaba en mi mano para llegar lo más lejos posible. Puede que al ir consiguiendo mis metas, me haya relajado. Cada día trato de ser la mejor, y sigo sin acercarme una micra.
Pero la mejor, ¿de entre quiénes? ¿cuál es el baremo que lo mide? ¿con qué comparar?

Cada vez que he tenido una sola duda, me pongo en el lugar de los que ni siquiera tuvieron la oportunidad de intentarlo. Abandonar sería un error piense lo que piense. 
¿Es duro? Lo corroboro.
¿Nunca llegarás a ser perfecto? Éso nadie lo sabe, ni siquiera él.
¿Tienes que aguantar mucha presión, tienes que correr? Si. ¿Prefieres estar rodeado de papeles y vestir un traje mientras pasas el día en una silla? Quizá con 40 años, cuando me haya cansado. No ahora.

Cada vez que alzo las manos al cielo lamentándome y preguntándome porqué elegí ésto si descoordina con tantos otros aspectos que me gustaría tener en mi vida, me convenzo a mi misma de que no es para siempre. De que la vida es muy larga, y se va evolucionando.

Cuando tu haces algo que realmente te motiva y que te hace dejar de pensar (que para un pensativo como yo, es algo realmente dificil) en todo lo de fuera, aunque haya cien aspectos que cambiarías, cien personas que moverías, que eliminarías y que realmente no concibes qué pintan ahí... Hay algun momento en el que reparas en que, si fuese todo perfecto, la gente fuese perfecta para contigo y tu para con ella, si no hubiese disputas, si no hubiese cacas, si no hubiese momentos álgidos y depresivos... La vida sería una línea completamente recta que sería imposible de vivir sin aburrirse.

Muchas veces me recuerdo sentada en aquellas escaleras, esperando a que llegase la hora de entrar en mi primera cocina. Aquello no fue nada. Nula responsabilidad, pero mucho aprendizaje. Las primeras personas que marcaron mi carrera.
La responsabilidad fue creciendo conforme pasó el tiempo. Muchas lágrimas, pero también mucho orgullo. Orgullo de haber aprendido, de tomar nota de cada cosa buena y mala, para repetirla o no. Algo de cada uno para formar un todo... ¿perfecto? Aun no, y lo que queda.

Un día te levantas y todo ha cambiado, porque las personas cambian de parecer de repente, y quizá se marchan, quizá desaparecen, quizá vuelvan o no. Las oportunidades pueden volver, y las esperanzas nunca marchan. Ser perfecto no es esperar a que todo siga su cauce, sino saber encauzar lo que se descolocó. Saber qué te ocurre en cada momento.

Tengo las manos llenas de cortes y quemaduras, una uña malformada por un corte y un gripón de caballo. Y quizá esta vez me haya rendido del todo. Ni siquiera sé porqué ha ocurrido todo éso. Ni me he molestado en saberlo. Pero me lo cuido, hasta que sea capaz de mirar al sol a los ojos y decirle que ya no es tiempo para hacerme daño...