viernes, 31 de mayo de 2013

Alexandre Galvañ, Quesada, Cocinero, Alicante


Hoy presentamos a mi querido colega culinario Alexandre. 
Y la historia de cómo nos conocimos es rara, pero moderna. Y digo moderna porque solo hoy en día podría haberse dado así.
El 4 Junio 2009 se dio en el restaurante Akebaso, de Atxondo, Vizcaya, la final del concurso de cocina saludable que organizaba Electrolux. El destino, o nuestras artes culinarias, llámalo ekis, quiso que Alex y yo coincidiésemos allí.
Pasada la experiencia, mirando artículos del concurso, aparecieron los nombres de todos nosotros, y le agregué a Facebook para compartir con él las fotos y el vídeo que ronda internet y que me deja a la altura de un flan. Y desde ahí compartimos mucho más: vivencias culinarias, recetas y experiencias, pese a que nos separe media España de distancia. ¿Y en el tema del blog? Es un verdadero apoyo.

Así que, ¿cómo no me iba a hacer ilusión que aparezca?  Os le presento: Desde Alicante, Alexandre Galvañ.

“Todo comenzó en 2006, cuando cumplí los 18.
Me había dedicado toda mi vida hacer el vago en clase, ¡no tenía remedio!. En primero de bachiller me tocó repetir, y tras quedarme siete asignaturas de nuevo, la directora me llamó para hablar con ella y la psicóloga.
Estuvimos alrededor de una hora charlando sobre mi futuro (me veía trabajando en cualquier lado, haciendo cualquier cosa que no me interesaba y muerto del asco…), sin sacar punta al lápiz...
Pero finalmente me preguntó la psicóloga: “¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?”, “Pues… Me gusta cocinar...”. Con esa respuesta, a los asistentes al conclave se les iluminó la cara: fue entonces cuando me prepusieron meterme en la escuela de cocina de Santa Pola.

Era septiembre y, aunque no quedaban plazas, por enchufe de la directora (clienta de la frutería de mis padres) me pude meter en el ciclo formativo de grado medio de cocina.  Fueron los dos años más maravillosos de mi vida, por fin estaba haciendo algo que me complacía, me gustaba estudiar cocina. Además coincidió con mi 18 cumpleaños: carnet y coche. Parecía que la vida ahora me daba otra oportunidad.

El verano de 2007 seleccionaron a los dos mejores estudiantes de cocina para trabajar en un hotel cuatro estrellas superior en Barcelona, y uno de ellos fui yo. Allí aprendí mucho; un tipo de cocina totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado.
Pero el estrés en cocina, la mala leche de mis jefes y el mal rollito entre compañeros, no incitaba a un ambiente demasiado agradable.

En abril de 2008 hicimos un viaje a Sicilia, donde aprendi cocina italiana. Fue una experiencia muy gratificante: salir de tu país, explorar nuevos territorios, y lo más importante: aprender otra gastronomía y costumbres diferentes a las tuyas. Volvería hacer este viaje una y mil veces.
Al regresar, comenzaron las prácticas. Me llevaron a un reputado restaurante en Elche, donde conseguí hacerme jefe de partida de pescados en cuestión de semanas. Me sentía cada vez mejor, me daba cuenta de que se me daba bien la cocina, trabajaba mucho y curraba como nadie. La gente me cogía mucho cariño y cada vez quería más, tenía ganas de saber más.

En verano se me cruzaron los cables y, con mi afán de aprender y progresar en cocina, decidí ir a unos de los mejores puntos de la gastronomía española: el País Vasco.
En una semana me busqué una academia de cocina, un pisito compartido y decidí, con mis ahorros, partir a Bilbao un 30 de Agosto.
Ese año fue inolvidable, ya que cambiaron muchas cosas en mi vida. 
En septiembre comencé las clases de cocina, más centradas en cocina tradicional vasca.
Además de aprender a cocinar, aprendía a comer bien y a educar mi paladar, hice algo de deporte y bajé 30kg. Ahora si que me sentía bien y con ganas de seguir adelante.

En mayo, la profesora nos propuso presentarnos a un concurso de cocina saludable en el que debíamos presentar un plato fácil, económico, llamativo y saludable.
Acabé llegando a la final gracias a una Purrusalda, típica de allí, pero en copa y desestructurada. No gané, pero me llevé una experiencia muy enriquecedora donde conocí además a una niña tímida que comenzaba en cocina, nuestra Diana.
A las dos semanas del concurso terminé mi estancia en Bilbao.

Me marché a Murcia durante dos años, donde quise aprender la parte que más me gusta de la cocina: la pastelería. Me matriculé en el curso de grado de medio de pastelería, confitería y panadería.
Las cosas no podían ir mejor: cada vez aprendía más y me interesaba más este mundillo de la hosteleria. Por mi buen saber hacer me proporcionaron una beca para ir a Nancy, (Francia) y trabajar en la pâtisserie Musquar.
Me quedé asombrado: jamás había visto una pastelería de esa envergadura. Era como una joyería: todos los dulces perfectamente confeccionados, expuestos en vitrinas de cristal como si fueran zafiros o rubíes.
Los comercios pasteleros son allí otro mundo a parte: se juega con los colores, las formas, el volumen… Porque primero compramos y comemos por la vista, y con eso los franceses nos llevan mucha ventaja.
Allí aprendí las técnicas básicas que ellos emplean y afiné mi punto pastelero.

Al terminar el curso vinieron las prácticas con el campeón de España de pastelería 2011: Juan Antonio Serrano. Congeniamos muy bien: veía que yo ponía interés, y se preocupaba por enseñarme, e incluso hacíamos demostraciones para los pasteleros murcianos.
En verano me envió a con el subcampeón de la World Chocolate Master. Allí aprendí todo lo relacionado con el chocolate. 

Estuve cinco duros meses trabajando horas y horas, hasta que al final ya volví a casa por navidad como el turrón. Encontré trabajo en un restaurante y me ocupé de dirigir la cocina.
Al diciembre siguiente lo dejé para estudiar para selectividad, prueba que superé, y que me dio acceso a mi próximo reto: “Organización de eventos y protocolo”, siempre relacionado a la cocina, claro.

Esto ha sido una pequeña recopilación de lo que han sido mis años estudiando cocina. Me han faltado todavía por poner varios trabajos en otros hoteles y restaurante, he puesto lo básico para no aburrir al personal. Espero que lo leáis y que os haya gustado. Un saludo para todos.
P.D: ¡¡Estoy buscando curro!! Si alguien sabe algo que me avise. XD”

Aquí tenemos una historia de afán de superación, de ansia de conocimientos… ¡Me entran ganas de volver a estudiar! Y de hecho, me gusta especialmente porque el principio se parece un poquito a mi historia…

jueves, 30 de mayo de 2013

Caco Galmés, Al-Azar, Perito, Madrid


Hoy nos ocupa el archiconocido blogger Caco. Me hacía ilusión que estuviese en el Proyecto Puzzle, porque llevamos bastante tiempo en contacto, y se que se curra mucho lo que hace, y que verdaderamente le gusta. Y eso es lo que busco en la gente con la que comparto tablón web o laboral. Que se emocione con cada plato que crea, que degusta o con cada cosa que aprende.

"Carlos Galmés (Caco para casi todo el mundo). Perito de automóviles de profesión. Cocinero de pasión y bloguero casi casi por obligación, aunque ahora me encanta poder mostrar las cosas que hago.


Diana y yo nos conocimos por las redes sociales, y desde entonces he seguido parte de sus andanzas...


Madrileño de nacimiento, aunque como siempre digo, andaluz de corazón y adopción. Mis padres, de Mallorca y de Cáceres, acabaron en Málaga con un complejo en el que se incluía un camping y un restaurante, famoso por las paellas que hacían y que gente de todos los lugares iban a comer. Yo creo que de ahí sale mi vocación, pero yo nunca lo conocí. He pasado en Andalucía mucho tiempo, tengo muchos amigos y me apasiona el sur.


Un buen día descubrí que me gustaba cocinar, pero ya era perito, estaba titulado, y tenía un trabajo bueno y que me gustaba, así que no iba a dejar todo para cambiar de profesión... Pero si lo convertí en mi pasión, a la que dedico mas tiempo hoy en día que a mi trabajo.


Empecé a estudiar cada día, a hacer cursos, tengo ya multitud de libros gastronómicos, así que mis familiares y amigos me llamaban y decían "Caco dime, ¿cómo puedo hacer un pollo de manera diferente?" "Caco, ¿cómo hacías ese arroz que tanto me gusta?". Así que dije: bueno, voy a hacerme un grupo en Facebook e iré poniendo las cosas que hago para que la gente lo vea.

El siguiente paso fue, "Oye... Que mi Tia no tiene Facebook y quiere ver tus recetas", "Oye... Que haz del grupo a Fulanito", "Oye...". 
Y ya fue donde un buen amigo me dijo: "Hagamos un blog, yo te ayudo..." 

Ahora estoy encantado, porque mi blog www.cacocinas.com me obliga a seguir investigando, a hacer cosas nuevas y a aprender cada día un poco mas.


Los cursos que hago ahora son de alta cocina, tengo la suerte de haber podido compartir clases, cocina y mantel con los más grandes... Joan Roca, Ángel León, Rodrigo de la Calle, Andrés Madrigal, Ramón Freixa y... El próximo, con Andoni Aduriz.

En mi cocina, siempre me gusta darle una pequeña vuelta de tuerca a las cosas de siempre. He cogido cuatro platos así... Al azar.

El primero es uno de los platos más ricos y de los que me siento más orgulloso de haber hecho; por lo vistoso y lo rico: Souquet de carabineros.

Los otros son de las cosas que más me divierte hacer.... Tapas, cocina en pequeños bocados.

El segundo crema de cocido.

El tercero, una cosa de esas raras pero exquisitas; anchoas con fresas maceradas.

Y por último.. Sardina marinada en casa con samorreta."


Así es. Personas a las que la cocina les cambia el rumbo y el destino. Pasión-trabajo- afición. 

Porqué empezaste en la cocina, o en tu tienda, o en tu blog. ¿Qué te llevó hasta ahí? Muchas veces es, más que importante, necesario recordar de dónde venimos y porqué elegimos este camino. Cuando nos perdemos, es la mejor manera de reafirmarte en tus pasos
¡Genial historia ésta, de superación y alcance de metas!

miércoles, 29 de mayo de 2013

Vicent Ventura, Rabo, Lliria, Mecánico

Vicent Ventura lleva ya mucho tiempo estando presente en Dianos. Empezó un poco en las sombras, un like por aquí, otro por allá… Y luego, un día lluvioso, se lanzó a escribir también. Y digo lluvioso, porque tanto él como yo, sabemos que aparte de un puzzle, nos une un paraguas... Jajajaja o más bien casi nos separa (un pequeño malentendido con bicis y agua de por medio).

Nacido en Lliria, estudió automoción, y la cocina es una de sus más reseñables aficiones.

Además, de vez en cuando nos sorprende con platillos que son dignos de ver. Aunque es un poco vergonzosillo, el caso es que saca cosas con una pinta excelente! Por desgracia, no os puedo presentar un blog o tienda donde encontrarle, así que leed con atención:

”La cocina se ha convertido en mi primera gran afición, siendo sólo un hobby, me gusta dar de comer a mis amigos, reunirnos y pegarnos una gran sentada de comida y bebida.

¿Cómo un mecánico cambia los tornillos por las cacerolas, os podéis preguntar?
Muy fácil; siempre he sido muy quisquilloso a la hora de comer, si no lo hacían como a mí me gustaba, pasaba de comérmelo. Solución, ó lo haces tú, ó te mueres de hambre.

Poco a poco, vas cogiendo el gusto a las cacerolas (no entiendo cómo mucha gente lo odia), y vas intentando retos, platos nuevos. Vas  leyendo, uniéndote a grupos de internet, conoces a Diana, y al final se convierte en una adicción.

Una gran ilusión para mí sería, primero poder sacarme el título de cocinero. Y ya con el título bajo el brazo, poder abrir un bar de pintxos, ya que por esta zona aún no es muy popular lo de los pintxos.
La comida que voy a preparar es un suculento rabo de toro. La bautizaremos como  “RABO DE PUZZLE”
Como el nombre dice, el ingrediente básico es rabo de toro (otra gran afición son los toros), con una mezcla de verduritas pochadas, unos marzuelos recién recogidos, y unas patatas  fritas.

Como siempre la boquita me mata, éso lo saben de sobra los que me conocen, y vacilando delante de mi madre el otro día, que yo hacía un delicioso rabo de toro. La señora sin pensárselo  dos veces, me comenta que tengo que demostrarlo, que mucha boquita pero pocas manitas.

A una orden materna, nunca hay que decirle que no, y me puse mi traje de torero y fui a torear. Dos orejas y un rabo.
Ya con el rabo pelado y cortado a trozos, empieza mi receta y mi vacilada materna.
Es una sencilla receta, muy fácil de hacer y quedas como un gran cocinillas:
   - Pochas las verduras que quieras, en este caso pimientos caseros, cebollas, zanahorias, y unos marzuelos recién recolectados por el gran Lauren.
   - Una vez pochadas, añades los trozos de rabo enharinados y les pegas unas vueltecitas para que cojan color.

   - Ya pochadas y coloreados, añades vino tinto (también lo hago con cerveza negra) y lo mezclas. Rellenando la olla con agua, o caldo de carne que tengas por casa.
   - Una vez esté la carne en su punto, la sacas de la cacerola y pasas las verduras por el chino, quedando un suculento puré. Tiene que quedar muy fino, no espeso. 
   - Emplatar  y añadirle como guarnición unas patatas paja fritas.
Terminé de hacer la comida, y resultó todo un éxito. Llegó a gustarle hasta a mi hermano, que no lo sacas de las verduras y de la pechuga de pollo a la plancha.
Resultado: por bocazas me toca hacer a partir de ahora un día la comida a mí.”

Del trabajillo de Vicent, quería puntualizar lo que he subrayado (Blogger 0- Diano 2), porque me siento bastante identificada, y bueno, el tema de tener que hacer una vez la comida... ¡Así practicas! :D





martes, 28 de mayo de 2013

Patxarán Barañano

Esta entrada será cortita, es méramente informativa, de momento.

Como sabéis, me encanta meter el morrete en todas partes (culinarias, ahora). Y también me encanta el patxarán. Bien, pues por dos años consecutivos he coincidido en Salón de Gourmets con un comercial muy majo del Pais Vasco (ya sabéis que siempre acabo en esa sección, por inercia).

Y de esos encuentros, al final ha surgido una amnistía colaborativa. En ello andamos, y ya han publicado su primer post sobre mis obras XD
Por supuesto, debéis mirar el resto de la web, porque tienen cositas muy interesantes. La novedad de este año, por ejemplo, fue el licor sin sabor, con el que puedes fabricar tus propios licores.
Se de buena tinta que esto, a más de uno, le interesa ¡y mucho! A poco que te guste investigar... ¡Adelante!
http://patxaranbaranano.blogspot.com.es/2013/05/nuevas-utilidades-para-el-patxaran.html

César Bustillo, Cous-cous negro, PRL, Madrid

César Bustillo, madrileño y técnico de prevención de riesgos laborales en un hospital, aquí presente en cuerpo y cara, a nuestra izquierda, es un viejo amigo. Y si, digo viejo, por el tiempo que llevamos "en contacto" bloguero. 
Por desgracia no le conozco en persona, pero estuve a escasos metros suyos en la pasada edición de Salón de Gourmets (el destino quiso que surgiese una charla y mientras la presenciaba, él se fue). 
Pero a lo que vamos. A parte de las ideas culinarias que tiene, cómo lleva su blog, me parece estupendo todo el conjunto. Me gusta tener con quién compartir cosas bloguiles, y él es un buen... ¿Compartidor?.


Todos os preguntaréis, como yo hasta ayer, de dónde sale eso de Capitán Rábano. Pues es un superheroe que existe "en la realidad". La verdad es que cómo acabó siendo su nick es una historia trepidante, que empieza en su despedida de soltero, y acaba separando una pelea vestido de Capitán. Ahí es nada. Como para no usarlo de mote. Me resulta importante que un mote tenga significado o historia detrás  Y me gusta saberla, claro jaja.

Sin más dilación, que me pongo sentimental y al final ocupo cinco hojas, os paso con Rabanito:

"En casa se comía bien, tanto en la mía como en la de mis tíos, abuelos, etc… Pero resulta que yo, durante toda mi vida escolar, toda, fui alumno de “comedor”, vamos, de los que se quedaban a comer en el colegio.
Durante años disfruté de lechuga aguada, pescadillas insulsas rebozadas, macarrones 10 minutos post-“al dente” y delicias similares que se repetían semana tras semana.

Luego llegó la Universidad, y con ella la comida de la cafetería. Primero la de Químicas de la Autónoma de Madrid y luego la de la Carlos III de Getafe y la de todos los bares de alrededor.

Tras ponerme a trabajar e irme a vivir solo, descubrí que sabía muy poco de cocina. Sabía hacerme huevos fritos, arroz blanco, carne a la plancha y muy poco más. Y decidí que eso tenía que cambiar.

En la fiesta de inauguración de mi casa, toda la comida la compré preparada en una tienda de pollos asados de un amigo. Yo no preparé nada.

Poco a poco, de forma autodidacta y empezando por el principio, fui aprendiendo cosas básicas y a disfrutar de la cocina y de todo su proceso. Desde el hecho de comprar el producto con una idea que luego se transforma, hasta el placer, para mí indescriptible, de ver como tu materia se trasforma poco a poco en el horno o cazuela.

Dio la causalidad de que con mi novia, ahora mi mujer, disfrutamos del ocio gastronómico de recorrer restaurantes y países disfrutando de sus cocinas y de que una de sus grandes amigas era una apasionada de la cocina, aunque su profesión no tuviese, como en mi caso, nada que ver con los fogones.
Una cosa llevó a la otra y, de las cenas de amigos retándonos a ver quién conseguía hacer tal o cual plato o con qué vino se acompañaba mejor, dimos el salto al mundo bloguero. Porque sí, porque no tenemos vergüenza, que si no, no estaríamos aquí.

¿Y a qué viene este rollo?, pues al hecho de que exactamente 12 años después de la inauguración de mi casa, organizamos una fiesta con amigas de mi mujer, y ellas se lo pasaron bien, pero sinceramente, creo que el que mejor se lo pasó fui yo, que estuve todo el día preparando su cena. Primero pensando el menú, luego comprando sus ingredientes y luego cocinando.
El menú:
Cous-cous negro, tartar de pepino y cebolleta y chili rojo con tomate deshidratado.
Patatas asadas al horno con ras-al-hanout, pimentón, comino, etc…
Estofado de ternera “a la irlandesa”, básicamente un buey a la borgoñesa al que sustituí el vino por Guinness.

Y en fin, esta ha sido y está siendo mi evolución en la cocina y de eso quería hablar en este proyecto puzzle.
De eso y de cuando me topé con este blog y con su irreverente autora, una chica llena de pasión que contagiaba a poco que te parases un minuto a leer lo que contaba.

Y aquí seguimos."

Este último párrafo (soy Diana, de vuelta) me hace pensar que, como en la vida, que muchas veces no decimos lo que sentimos hacia el otro, en los blogs y los colegas blogueros, pasa igual; nunca nos decimos (o pocas veces) cómo nos hemos encontrado o porqué "nos gustamos". Este era otro de los puntos por los que decidí lanzar el Proyecto. Y me enorgullece :D
Por cierto, he subrayado a posta (esta vez Blogger 0 Diana 1) uno de los párrafos, porque me ha parecido reseñable. Asi que... éso, le he hecho una reseña xD

lunes, 27 de mayo de 2013

Concepció Tort, Pinchitos, Empresaria, Barcelona


Concep, una de las seguidoras más empedernidas de Diano's Cook, y que hoy nos cuenta su historia relacionada con la gastronomía: cómo llegó a ella.

“Cuando tenía 20 años, vi que no sabía cocinar. Fui a mi madre y le dije que me enseñara. El primer domingo me enseñó Paella y el segundo… ¿Paella? ¿Por qué la primera paella  no se parecía en nada a la segunda? ¿Por qué no tenía los mismos ingredientes? ¿¡Por qué?!

Entonces entendí que mi madre no sabía cocinar, “Ostias, y yo sin saberlo”, y con 20 años. Me apunté a cursos de cocina, libros, prácticas, inventos, etc. etc. Mientras, seguía trabajando y estudiando "para lo que yo valía".  
Después de estudiar dos carreras, un master, un millón de seminarios y un trillón de cursillos para seguir preparándome para "lo que yo valía", voy y me quemo. 

Oh, oh, oh… A veces los jefes son normales, y a veces son no-normales, ¿qué pensabas? Me quemé como una cerilla pequeñita, “pim pam”, y me fui, “bye bye, trabajo”.

Y como me defendía cocinando, o al menos eso decían, pues pensé, “¿por qué no? ¿por qué no me pagan para hacer algo que me gusta, disfruto, me satisface y me da gustirrinin?”.

Abandoné todos los libros, diplomas y demás en una caja, por si en un futuro lo necesitaba, y abrimos una tienda: “Slow food”. Ooooooh, que maravilla, ¡qué diferencia! Era feliz.

Nos preguntamos, “¿y si abrimos otra?” Pues ala, abrimos otra. Y nos preguntamos, “¿y si abrimos otra más?” Y venga, abrimos otra más. “¿Y otra? ¿No te apetece otra?” “¡NO NO NO! Si alguien quiere tener nuestra comida en su tienda perfecto pero nosotros, abrir más, no.” Y así, queriendo pero sin querer, tenemos ocho. 

Mi vida es un puzzle de muchísimas piezas, a veces no sé porqué, pero no encuentro la siguiente, esa

pieza que me hace levantarme cada mañana con unas ganas tremendas de vivir. 

Y de golpe, una persona a la que casi no conozco, pero que me cae bien, cuelga en Facebook, el “Proyecto Puzzle”, y sencillamente, me encanta la idea, paso un rato divertido, aprendo, hago fotos… Me encantan las fotos. La fotografía mmmmmm tal vez, solo tal vez, sea mi próxima pieza.


Aquí tenéis las fotos de dos cositas que he cocinado hoy:

- Dados de bacalao confitado con all y oli espumado y tapanada de olivas.

- Filete de cerdo ibérico con mermelada de higos.”



Pues veréis… Si bien ella me da las gracias al final de su escrito, por hacerla feliz por partida doble, ya que cocinó y fotografió para el proyecto, dos de sus grandes pasiones, yo le agradezco encarecidamente que haya participado, y sobre todo que haya compartido con nosotros su experiencia, y su lucha por conseguir, finalmente, lo que quería. Una historia que me ha conmovido, y que espero que aliente a muchos a seguir su ejemplo.

domingo, 26 de mayo de 2013

Cova Morales, Pan, Bloguera, Asturias


¿Quién es Cova Morales? Aparte de ser la simpática Valenciana en adopción, Asturiana de nacimiento, que tenemos aquí a nuestra derecha, es una bloguera empedernida desde 2004, que ya ha llovido. Es constante y dedicada, ¿qué más se puede pedir?



Su relación con la cocina, como ama de casa, es "pasar el tiempo, probar cosas nuevas, experimentar y buscar recetas nuevas y sencillas, que nos ayuden a disfrutar de la cocina, sin tener que estar horas y horas en ella, para poder disfrutar del resto de tiempo de la manera que prefiramos". Y nosotros encantados :)



Aunque nadie lo sabe, también hay historia de “Cómo conocí a Cova”. No voy a hacer una serie, pero sí os lo voy a contar, porque le tengo mucho cariño.
“Tenía yo 19 años, y estaba de prácticas en Etxanobe. Como sabéis, mi guía espiritual y culinario por aquel entonces, aparte claro del señor Canales, era Paul Ibarra, el I+D del restaurante. Por aquel entonces, yo empezaba con el blog, así que estaba bastante más atenta a comentarios relacionados con la red.
Paul, al parecer, estaba en contacto con una bloguera que sentía especial cariño por la profesión y con la que compartía información culinaria. Dos comentarios sobre ella, y ya estaba husmeando por la red a ver quién era (mi otra afición es “detectiva”).
Y a Paul no le faltaba razón; la mujer es un encanto. Una bloguera muy bien posicionada, que no duda en echarte un cable o aconsejarte. No muje. Y en esta profesión, eso es una verdadera bendición.”
Esa es la razón de que la haya añadido a mi puzzle, simplemente porque considero que en parte, ella me ha añadido al suyo (aunque yo tengo piezas de verdad :P)

Como siempre, me vuelvo persianera, me enrollo, y no dejo hablar a mis invitados de honor. Aqui tenemos a la piececilla puzzlera de hoy:

“Cuando hace unos días Dianos me incluyó en su PRoYeCTo PuZZLe y vi de que se trataba, supe desde ese instante que participaría, más que nada porque tenía la historia justa para contar entorno a una receta, y además venía calentita, pues acaba justo de suceder en ese momento.

No hay nada como juntarse cuatro amigas en la cocina, y estar de risas, cachondeos y juerga, para que todo lo que siempre has usado sin problemas, o siempre haces con los ojos cerrados, ese día no des pico en bola y salgan las cosas torcidas  y encima... Es una “reunión” para enseñarle a dos de ellas como usar una maquinita.

Sin más, os paso a relatar esa tarde inolvidable, en la que hasta las lágrimas producidas por la risa, no faltaron, y la historia de este pan que es de lo que se trata el tema (que por cierto, la foto es sacada como recuerdo del desastre con el móvil, así que incluso la foto no es lo perfecta que esperaríamos)

Quedas con una amiga a las 7, pero le dices a las otras dos que se vengan como una hora antes, para ir preparando un pan rápido y así ven como se hace, y cuando llegara la que faltaba, ya lo teníamos listo.
Como mis amigas (y vecinas) no llegaban, me pongo casi a la hora de la reunión, con el pan, y justo en ese momento aparecen. Ya empezamos con las risas por el retraso, y nos ponemos de charla, y yo más pendiente de ellas que de lo que estoy haciendo y que tantas veces hago.
Teniendo ya los líquidos preparados, cojo una bolsa de harina en la que me quedaba poquita, y sin poner la báscula, zas…. Ahí que vacío la bolsa de harina sin pensarlo sobre el líquido… AINSSSSSSS PERO QUÉ HE HECHO… Y ahora cuánta harina he puesto, cuánto tengo que añadir, que desastre.
Pero eso si, las risas que no faltaran ante la situación.
Para remate, entra la que faltaba, le cuento lo que he hecho y venga… a meterse conmigo y a decirme que era un desastre.
Amasamos en la maquinita la masa y al final... sale un mazacote y lista de mi, porque mira lo que se me ocurre, con la masa en la mano, empiezo a ponerle cucharaditas de agua haciendo como un volcán en la masa… PERO QUÉ ESTOY HACIENDO... Parezco novata, por favor.
Así que mi amiga viendo la chorrada incompresible que estoy haciendo, “lanza” la masa a la maquinita, chorretón de agua y zas... Que la amase.

Ya por fin parece que salió bien la masa y ya al horno (si, no hay en este caso, que esperar que el pan leve), con la duda de qué saldrá de ese desastre, aunque finalmente el pan salió perfecto y muy bueno.

Aunque antes de que el pan saliera... Sucedieron más desastres en esa cocina y durante la cena (con cristal roto incluido). Pero eso ya… Para otro día, menos mal que tenía chorizo, queso y sidra... Y el pan jeje y eso alivió las no “penas” de la noche.”

sábado, 25 de mayo de 2013

Fran Mapache, Pollo azul, Informático, Madrid

Francisco Legido, aquí presente, a la izquierda de estas letras, es mi hermano mayor. Pero no como la lamentable serie de televisión, que no soy una kinki, sino el de sangre. Juntos, hemos hecho alguna colaboración como blogs independientes, pero ésto en lo profesional.

No quiero ponerme pastelosa, porque su receta es salada, pero sí quiero recordar aquellos momentos en los que cocinamos juntos. Como sabéis, he llegado a hacer de la cocina mi profesión, y si alguien me enseñó cómo divertirme en la cocina, fue él. Desde los bollitos de leche rellenos de cacao súper concentrado mientras veíamos Delfi (pobrecito, que tenía que tragárselo porque me hacía feliz...), hasta el pan enhuevado (nada que ver con las tostadas francesas jaja), pasando por diversas recetas con salchichas. 

Y qué decir de aquellos mediodías, los dos juntitos en el comedor viendo programas de cocina. A Fernando Canales, que después marcaría el comienzo y continuación de mi carrera culinaria...

Otra de las razones que jamás diré en alto, de porqué convertí la cocina en profesión, es por haber convivido con mi hermano durante los años que se ocupó de las comidas en casa. Me daba tanta envidia los deliciosos platos que preparaba, que supe que quería llegar a éso algún día.

Sin más dilación, os dejo con él y su speech, que yo ya he hablado suficiente. Al final del post, una sorpresita para él :)


"Hola, soy Fran, el mapache aprendiz de La cocina del mapache feliz.
Desde hace muchos años (más de la mitad de mi vida) soy un apasionado de la cocina en general. Durante unos cuantos años, aprovechando el boom de los programas de cocina y mis horarios coincidentes, me tragaba absolutamente todo lo que caía en la parrilla televisiva.

Así, me crié culinariamente con Karlos Arguiñano, Fernando Canales, Iñaki Oyarbide, Juan Pozuelo, Sergio Fernández y otros muchos. La casualidad quiso que mi hermana, la srta Dianos, estuviera por allí compartiendo y disfrutando juntos de aquellos momentos.
Ella, como ya sabéis  acabó siendo profesional de la cocina. Yo, a día de hoy, me replanteo mi futuro y tengo claro que mi vida está detrás de unos fogones y no un teclado de ordenador.

Durante aquellos años, mi adolescencia, empecé a hacer de la cocina mi pequeño laboratorio. Las recetas de la tele estaban bien, pero mi cabeza me daba instrucciones muy diferentes. Algunas grandiosas, otras absurdas y otras, curiosamente, recetas que ya existen y que yo desconocía.

Una de esas recetas acabó siendo muy especial para ambos y es por eso que la he elegido para el proyecto puzzle: el pollo azul.
En esta ocasión el pollo azul va con piña, pero podéis dejarlo solito tranquilamente. Es una receta fácil, barata y rápida a más no poder...

Necesitaremos pechuga de pollo, vodka negro y piña. Se acabó.

La pechuga la cortaremos en dados pequeños mientras ponemos a calentar la sartén junto con un poco de aceite. Cuando esté bien caliente, echaremos el pollo y lo doraremos. Es importante que el aceite esté bien caliente para que la carne se selle bien y de paso quede crujientito por fuera y blandito por dentro. 

Algo que ayuda a esto es poner los dados de pechuga en harina y sacudirlos para que quede una fina capa de harina que hará que la corteza quede muy crujiente.

Cuando veamos que el pollo ya está hecho, echaremos medio vaso de vodka negro y bajaremos el fuego a algo intermedio. Removeremos bien con cuidado de que todo se impregne y el vodka no se queme (y acabe siendo un caramelo torrado). Cuando olamos que ya no huele a alcohol (¿? XD), echaremos un poco de una mezcla de agua fría y harina para espesar la salsa.
Finalmente, ya en el plato, acompañaremos con unas rodajas de piña.

Y ya está. Fácil, sencillo y para toda la familia. Un día de crisis, un día de sorprender, un día de tontería... vale para cualquier ocasión.

Como anécdota final, mis comienzos fueron bastante duros: unos espaguetis prácticamente crudos (no coló lo de "al dente") y un bajón bastante considerable. Pero ey, esto es la vida: gente a la que no le gusta lo que haces y que te pincha para volver a intentarlo y mejorar. 

No abandoné y a día de hoy todavía no he matado a nadie y ya casi nunca he vuelto a recibir un "esto no hay quién se lo coma". Eso sí, algo ha debido de funcionar mal, porque he acabado rodeado de mapaches de peluche y trabajando para uno de ellos..."



viernes, 24 de mayo de 2013

Jose Rubio, Brazo, Chef, Madrid

Este hombre, situado a la izquierda (no la normal, sino la mía) de las letras, se llama Jose Rubio, de 47 años. Es, desde hace ya ocho años (que se dice pronto), el propietario de Dulce Amargo, una tienda de productos chocolateros, obrador y aula de cursos. ¡Ahí es nada!


¿Algo más? Además es un vendedor de los que ya no quedan, y éso se nota en cuanto entras en la tienda; su dedicación, entusiasmo y pasión. 
Te recibe con una sonrisa y ante los encargos, hace lo posible por ayudar y dar ideas. 
En otros lugares te responden con mujidos o palabras de dos letras, y es bastante desagradable.
Además, tengo la suerte de que es uno de los participantes más activos de este mi blog, y tener a un gran profesional como él entre los seguidores, es todo un privilegio.

A continuación, le cedo la palabra para que os cuente algo más sobre él, que a mi ya me tenéis muy vista:

“Cuando me trajeron a la cueva mi primer dinosaurio, no sabía por dónde empezar. Mis pequeños trogloditas tenían tanta hambre como mala leche. A falta de pan, que aún no hacíamos, les hice una divertida barbacoa. Fuego si teníamos, unos modernos que éramos. Dos lagrimitas me corrieron por sendas mejillas cuando mis pequeños se abrazaron a mis piernas.


En mis años en el Delta del Nilo ya tenía pan, les hacia bocadillos para el almuerzo mientras descansaban construyendo las pirámides. Madrugaba para hacer con ilusión ese pan ácimo que tanto les gustaba .Claro, me quedaba solito y darles miguitas a los cocodrilos era mi único consuelo.

La cosa no mejoró tiempos después. Las Cruzadas requerían una mayor imaginación puesto que por muy grande que les hiciera el bocadillo, a la semana ya se les terminaba… Y claro, los cinco años siguientes, me comían guarrerias. Pero ahí estaba yo, esperándoles con un buen ciervoal horno de piedra con guarnición.


Luego nos trasladamos a Roma, que en ese momento era lo más. Eso sí que eran banquetes. Gracias al comercio marítimo tenía de todo; ¡Se acabó el Puls!

Loros, salmonetes, bueyes, ocas... Me lucí de lo lindo, y hasta me hicieron una estatua en el Foro.
Pero todo lo bueno se acaba; vinieron las guerras, las gachas, el mendrugo, las patatas y más patatas y más patatas... Pero yo me las ingeniaba para sacarles a los míos una sonrisa con lo poco que tenía en la cocina.

Afortunadamente ahora les hago el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena. Deseandito están de llegar a casa.
Hasta tengo una cocina que me deja mucho tiempo libre. Tanto que me he parado a pensar porqué cocino, ¿para qué todas estas molestias?
Y me dí cuenta que la respuesta era muy fácil.
Quiero lo que todos. Quiero que me quieran.
Cocino para que me quieran.
Tan simple.”

Para el proyecto puzzle, Jose nos presenta un brazo de gitano hecho a mi medida; y nunca mejor dicho, ya que ha usado los ingredientes que a mi me han venido en gana (¡cómo me cuida!): amaretto, guindas, chocolate y coco. Y por si eso fuera poco, ¡una piececita de puzzle clavada!. Si queréis degustarlo, un viajecito a la calle Blasco de Garay, 52 (Madrid, claro).

Antes de acabar, un agradecimiento enorme al señor Pepe Gorines, superchef actualmente sito en Madrid, ¡que fue quien me sugirió encarecidamente que fuese a visitar por primera vez a Jose!

jueves, 23 de mayo de 2013

Maider Lizarriturri, Bizcochito, Directora de cine, Zarautz


Nada me hace más ilusión en esta vida puzzlera, que el que haya sido mi pseudohermanita giputxi, la que inaugure el proyecto puzzle.


Maider, natural de Zarautz, Gipuzkoa, supo muy pronto que quería dedicarse al cine, y nuestros caminos se cruzaron en Bilbao, cuando ella estudiaba en Kinema, la escuela de cine.
A sus 22 años, ya ha participado en diversos cortos y películas, y pretende seguir por este camino muchos años más.

Su relación con la cocina... Soy yo... Jajajaja Pero si hay algo suyo, que defiende como si no hubiese mañana, es su bizcocho de botes de yogur. El día que nos conocimos, nuestra conversación fue:
"- Kaixo, ni Maider naiz. Estudio en la UPV, ¿y tu?
- Hola, yo soy Diana, y estudio en Leioa.
- Anda, pues yo hago un bizcocho con botes de yogur que es estupendo"

Y cinco años después, aquí estamos, con él en mi blog, presentándooslo.
¡Disfrutad la experiencia puzzlera de Maider!
  



"Como no soy una cocinera experta, decidí que lo mejor que podía hacer era algo más o menos sencillo. La receta es extremadamente sencilla y quizás parezca que he ido demasiado a lo fácil, pero más que por eso, decidí hacer esta receta por su significado, por así decirlo.


Desde que conozco a Diana, el bizcocho ha sido algo que nos ha dado grandes momentos. Siempre recordaré ese gran momento en la residencia donde decidimos que podría ser una buena idea ofrecer bizcocho a nuestro querido vecino, al cual le disipamos todas las dudas sobre nuestra locura xD 


Pero bueno, dejémonos de sentimentalismos. El pasado fin de semana, tuve la visita de mis sobrinitas, dos niñas muy majas y muy guapas. Aparte de eso, también son muy trabajadoras y como no saben qué es eso de estar quietas, las invité a ayudarme con la receta, o mejor dicho, a hacer el trabajo sucio, porque terminaron llenas de harina... Pero eso sí, muy contentas.  

Para hacer el bizcocho usé la típica receta del yoghurt, el cual di a conocer a Diana hace años (hola soy Maider y hago bizcochos con el bote del yoghurt xD). Tampoco voy a entrar en mucho detalle porque es demasiado sencillo; yo rellenaba el bote del yoghurt y mis sobrinas lo iban echando al bol y removiendo. 
La verdad es que fueron una gran ayuda, por primera vez, no usé batidora para rematar la masa; estoy realmente orgullosa de mi xD  Total, que lo metimos en el horno y en 40 minutos ya estaba hecho! Esperamos otra media hora para que se enfriase un poco y comimos un trozo cada una como hamaiketako y recompensa. 

Diano, solo faltas tu para saborear mi bizcocho! xD"



Si nuestro compañero de resi levantara la cabeza... Seguro que se sentiría orgulloso y querría, esta vez sí, probar el bizcocho :D

Ahora puedo decir, a ciencia cierta que, a parte de ocupar una pieza muy grande en mi corazón, ¡también eres una pieza del puzzle que he decidido formar!

domingo, 19 de mayo de 2013

Aceite de colza


La colza es una flor amarilla que se cultiva para la obtención de aceite de consumo humano, de biodiesel y para la alimentación del ganado.


Su aceite es famoso en mi cabeza por haber estudiado que NO se debe usar en la cocina. ¿Por qué tiene tan mala fama? Por contener ácido erúcico y glusinolatos, que son tóxicos en dosis altas. Puede que las intoxicaciones notificadas por este aceite, fueran por una predisposición genética, aparte de por haber sido desnaturalizado con anilina.

Segun el señor Gordon Ramsay, es una elección sana para una ensalada. ¿Qué opináis, lo habéis probado?

La cocina de mi abuela

Hoy me alejo un poco de los fogones, tan solo para recordarlos en otro tiempo.
No hay foto, porque hoy lo que importa, no es la imagen de hoy, sino la de ayer...

Recuerdo aquellos días en los que mi abuela me cuidaba. Siempre estaba deseando ir a su casa, para merendar aquellos bocadillos de pan crujiente y chocolate con leche. Escondía las tabletas de chocolate en una de aquellas latas antiguas en las que venían los cereales y el colacao. Con dibujos de amas de casa rubias sonrientes y con un delantal-faldón con puntillas.
Mi abuela me guiñaba el ojo mientras me preparaba aquellos bocadillos (no todo el rato, porque habría parecido tuerta, y no lo era) y me decía: "No le digas a Mamá, ¡que me mata!"

Luego estaban aquellos paseos, siempre ligados a la comida, en los que íbamos a alimentar a los patos con pan duro (que acabábamos comiéndonos nosotras, nos encantaba), y lechuga (mis primeros "servicios" de catering, ¡fueron con ella!). Aun recuerdo vívidamente  aquel día que pasábamos por una frutería en la que tenían unas lechugas fuera, en unas cajas, y ella entró a preguntar si nos las podíamos llevar para dárselas a los patos (pensábamos que eran para tirar, ¡estaban medio podridas!) y el frutero nos atravesó con la mirada. ¡Salimos de allí corriendo! 

El momento de ingerir, sea la hora del día que sea, y pese a ser cocinera profesional, no es mi preferido. Pero ella siempre consiguió hacer honrosas excepciones en esos momentos. A base de bocadillos de chocolate, de jamón fresco que compraba mi abuelo, y de pan duro "para los patos", conseguía mantenerme con vida cuando tenía que cuidarme. Pero éso no era lo único... Era una cocinera de las buenas, de las antiguas... De las abuelas.

Qué decir de sus croquetas de cocido. ¡Eran únicas! Tengo un recuerdo anidado en el paladar, que por muchas otras que pruebe, ¡no podrá borrarse!

¿Y sus huevos fritos? Odio las puntillas, me parecen asquerosas, y ella lo sabía, pero la daba exactamente igual... Claro que si, ¡de ella aprendí la cabezonería! El butano al máximo, el aceite a punto de prenderse fuego, junto con el resto de la casa, y lanzaba los huevos. ¿Puntilla? ¡Todos ellos eran puntilla! Pero me los comía, porque los había hecho mi abuela.

Y cuando fui un poco más mayor, vinieron los sandwiches. Mi abuela se compró una sandwichera, y me dejaba ayudarla, porque ya llegaba a la mesa :) Tras un par de semanas allí  no cejé mis intentos, hasta que no tuvimos una sandwichera en casa también. ¡Pero qué ricos! En su casa, todo sabía diferente, todo olía diferente... Era como estar de vacaciones de mi vida.

Me encantaba meterme en esas sábanas de flores de franela que tenía... Me encantaba ver la tele con ella, y que censurara las partes verdes de cualquier cosa... Me encantaba sentarme en el suelo de su casa, que siempre estaba calentito por las tuberías de la calefacción central. 
Me encantaba despertarme por la mañana y preparar el desayuno con mi abuela, e interesarme por "esa cosa tan rara" que ella desayunaba. Me encantaba que nos atiborrásemos a juanolas como si no hubiera mañana, mientras hacíamos sopas de letras, jeroglíficos, concursos de dibujos y jugábamos a las cartas. 

Me encantaba ella, y me encantaba la pasión que le ponía a cada cosa que hacía cuando estaba conmigo. Y me encantaba su humor. De ella he intentado aprender a sacar una sonrisa hasta en los momentos más difíciles. 

Aunque hayan pasado dos años desde que se marchó, y hoy los hace, aun no me creo que esté aquí, y ella ya no. Pero se que, esté donde esté, estará bien acompañada, y sonriente.

viernes, 17 de mayo de 2013

¿Quieres rollito? De berenjena.

El otro día estaba husmeando por la red, para variar... Más concretamente, estaba cosida a facebook, para variar, y andaba mirando fotos gastonómicas de mis amiguitos, cuando me topé con algo alucinante: berenjena hecha láminas y luego rollitos rellenos de verduras, carne y con salsa de tomate. 

Después de la tarta que hice el otro día, que no se parecía a la original ni en el plato de presentación, ya sabéis que a mi me dais una idea, la violo, la piso, la volteo, la mastico, la escupo (pero todo con cariño, parece peor de lo que es) y sale otra cosa que, por cierto, también está buenísima (no es por darme bombo, pero cuando no lo pretendo, las cosas me suelen salir mejor, sin más, porque no estoy nerviosa, estoy a ver qué sale...)

Así que ahí lo tenéis. Fui de compras, y entre las coles y las zanahorias, mira tu que sitio más raro, encontré un emplazamiento abarrotado de berenjenas. Y, cuál fue mi sorpresa, tres de ellas no estaban podridas, lo cual fue un milagro. Además eran lo suficientemente largas para poder enrollar sus láminas en si mismas, que de éso trataba el tema. Un paquete de jamón de ese "weno, weno" que me gusta a mi, sin venas, gordos blancuzcos, sangre, morados y trozos de cerebro, y unas lonchas de queso sin moho, del que tiene el sabor un poco más suave.

Y ahí estaba yo, con mi cuchillo de 45cm, una tabla de 20 resbaladiza como si no hubiera mañana, cincomil cosas por el medio, y tres berenjenas en plena adolescencia maduril. 
La berenjena. Esa raiz... Digo, fruta... Perdón, ¡verdura! Que tiene esa maldita piel resbaladiza (hacía juego con la tabla) y horripilante... Ha sido muy duro hacer este plato. No duro, ¡resbaladizo!. Éso y que el cuchillo tenía un leve "desafilamiento", hizo que mis rollitos se convirtiera en una tarea propia de InDianos Jones Cook.

Por suerte las láminas tenían que ser gorditas, porque, como el calabacín y las setas, esta verdura tan acuosa, se queda en la mitad de lo que un día fue, si acaso... Y no me confundí... 
En lo que sí lo hice fue en el punto de cocción. Pobre de mi; no queriendo dejarlas demasiado crudas, para ser manipulables al ser tan gordas, me pasé en algunas, y se quedó apurelado aun dentro de la piel. ¡Ni con cocina molecular!

En general, la experiencia mereció unas manos sucísimas y una sonrisa de oreja a oreja con el resultado, así que, ¡genial!