sábado, 25 de mayo de 2013

Fran Mapache, Pollo azul, Informático, Madrid

Francisco Legido, aquí presente, a la izquierda de estas letras, es mi hermano mayor. Pero no como la lamentable serie de televisión, que no soy una kinki, sino el de sangre. Juntos, hemos hecho alguna colaboración como blogs independientes, pero ésto en lo profesional.

No quiero ponerme pastelosa, porque su receta es salada, pero sí quiero recordar aquellos momentos en los que cocinamos juntos. Como sabéis, he llegado a hacer de la cocina mi profesión, y si alguien me enseñó cómo divertirme en la cocina, fue él. Desde los bollitos de leche rellenos de cacao súper concentrado mientras veíamos Delfi (pobrecito, que tenía que tragárselo porque me hacía feliz...), hasta el pan enhuevado (nada que ver con las tostadas francesas jaja), pasando por diversas recetas con salchichas. 

Y qué decir de aquellos mediodías, los dos juntitos en el comedor viendo programas de cocina. A Fernando Canales, que después marcaría el comienzo y continuación de mi carrera culinaria...

Otra de las razones que jamás diré en alto, de porqué convertí la cocina en profesión, es por haber convivido con mi hermano durante los años que se ocupó de las comidas en casa. Me daba tanta envidia los deliciosos platos que preparaba, que supe que quería llegar a éso algún día.

Sin más dilación, os dejo con él y su speech, que yo ya he hablado suficiente. Al final del post, una sorpresita para él :)


"Hola, soy Fran, el mapache aprendiz de La cocina del mapache feliz.
Desde hace muchos años (más de la mitad de mi vida) soy un apasionado de la cocina en general. Durante unos cuantos años, aprovechando el boom de los programas de cocina y mis horarios coincidentes, me tragaba absolutamente todo lo que caía en la parrilla televisiva.

Así, me crié culinariamente con Karlos Arguiñano, Fernando Canales, Iñaki Oyarbide, Juan Pozuelo, Sergio Fernández y otros muchos. La casualidad quiso que mi hermana, la srta Dianos, estuviera por allí compartiendo y disfrutando juntos de aquellos momentos.
Ella, como ya sabéis  acabó siendo profesional de la cocina. Yo, a día de hoy, me replanteo mi futuro y tengo claro que mi vida está detrás de unos fogones y no un teclado de ordenador.

Durante aquellos años, mi adolescencia, empecé a hacer de la cocina mi pequeño laboratorio. Las recetas de la tele estaban bien, pero mi cabeza me daba instrucciones muy diferentes. Algunas grandiosas, otras absurdas y otras, curiosamente, recetas que ya existen y que yo desconocía.

Una de esas recetas acabó siendo muy especial para ambos y es por eso que la he elegido para el proyecto puzzle: el pollo azul.
En esta ocasión el pollo azul va con piña, pero podéis dejarlo solito tranquilamente. Es una receta fácil, barata y rápida a más no poder...

Necesitaremos pechuga de pollo, vodka negro y piña. Se acabó.

La pechuga la cortaremos en dados pequeños mientras ponemos a calentar la sartén junto con un poco de aceite. Cuando esté bien caliente, echaremos el pollo y lo doraremos. Es importante que el aceite esté bien caliente para que la carne se selle bien y de paso quede crujientito por fuera y blandito por dentro. 

Algo que ayuda a esto es poner los dados de pechuga en harina y sacudirlos para que quede una fina capa de harina que hará que la corteza quede muy crujiente.

Cuando veamos que el pollo ya está hecho, echaremos medio vaso de vodka negro y bajaremos el fuego a algo intermedio. Removeremos bien con cuidado de que todo se impregne y el vodka no se queme (y acabe siendo un caramelo torrado). Cuando olamos que ya no huele a alcohol (¿? XD), echaremos un poco de una mezcla de agua fría y harina para espesar la salsa.
Finalmente, ya en el plato, acompañaremos con unas rodajas de piña.

Y ya está. Fácil, sencillo y para toda la familia. Un día de crisis, un día de sorprender, un día de tontería... vale para cualquier ocasión.

Como anécdota final, mis comienzos fueron bastante duros: unos espaguetis prácticamente crudos (no coló lo de "al dente") y un bajón bastante considerable. Pero ey, esto es la vida: gente a la que no le gusta lo que haces y que te pincha para volver a intentarlo y mejorar. 

No abandoné y a día de hoy todavía no he matado a nadie y ya casi nunca he vuelto a recibir un "esto no hay quién se lo coma". Eso sí, algo ha debido de funcionar mal, porque he acabado rodeado de mapaches de peluche y trabajando para uno de ellos..."



4 comentarios:

  1. Alguna cosa tenemos en común, como lo de replantearnos el futuro profesional.
    Aunque no el vodka negro, que no puedo con él, aunque si a mis manos llega, probaré a cocinarlo, porque lo que es bebido no me va.
    Suerte y ánimo, esos mapaches parecen buena gente

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  2. Pues te diré que en unas fiestas de Urduliz (Vizcaya) probé un katxi de vodka negro y cocacola y, aunque parezca mentira, estaba rico! Y con limón, que tuvo mucho éxito, también está potable!
    Y al pollo le da un súper sabor. Y yo he hecho también torrijas y cupcakes, y están mu ricos... Investiga, investiga, y sígue al pequeño mapache de cerca! :D

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  3. No se si usaría el Vodka negro para cocinar o antes me lo bebería jeje, pero lo que mas me ha sorprendido... es saber que ambos dos sois hermanos... Que alegría me ha hecho y no se porque jeje

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  4. ^-^ Los secretos de sangre... Jajajaja
    Yo con el vodka negro, el mismo problema... Con él y con el patxarán. Entre chorrito y chorrito a la cazuela, ¡un chupito! ;)

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