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¿Algo más? Además es un vendedor de los que ya no quedan, y éso se
nota en cuanto entras en la tienda; su dedicación, entusiasmo y pasión.
Te recibe con una sonrisa y ante los encargos, hace lo posible por
ayudar y dar ideas.
En otros lugares te responden con mujidos o palabras de dos
letras, y es bastante desagradable.
Además, tengo la suerte de que es uno de los participantes más
activos de este mi blog, y tener a un gran profesional como él entre los
seguidores, es todo un privilegio.
A continuación, le cedo la palabra para que os cuente algo más
sobre él, que a mi ya me tenéis muy vista:
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“Cuando me trajeron a la cueva mi primer dinosaurio, no sabía por dónde empezar. Mis pequeños trogloditas tenían tanta hambre como mala leche. A falta de pan, que aún no hacíamos, les hice una divertida barbacoa. Fuego si teníamos, unos modernos que éramos. Dos lagrimitas me corrieron por sendas mejillas cuando mis pequeños se abrazaron a mis piernas.
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En mis años en el Delta del Nilo ya tenía pan, les hacia bocadillos para el almuerzo mientras descansaban construyendo las pirámides. Madrugaba para hacer con ilusión ese pan ácimo que tanto les gustaba .Claro, me quedaba solito y darles miguitas a los cocodrilos era mi único consuelo.
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Luego nos trasladamos a Roma, que en ese momento era lo más. Eso sí que eran banquetes. Gracias al comercio marítimo tenía de todo; ¡Se acabó el Puls!
Loros, salmonetes, bueyes, ocas... Me lucí de lo lindo, y hasta me
hicieron una estatua en el Foro.
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Afortunadamente ahora les hago el desayuno, el almuerzo, la
merienda y la cena. Deseandito están de llegar a casa.
Hasta tengo una cocina que me deja mucho tiempo libre. Tanto que
me he parado a pensar porqué cocino, ¿para qué todas estas molestias?
Y me dí cuenta que la respuesta era muy fácil.
Y me dí cuenta que la respuesta era muy fácil.
Quiero lo que todos. Quiero que me quieran.
Cocino para que me quieran.
Tan simple.”
Tan simple.”
Para el proyecto puzzle, Jose nos presenta un brazo de gitano
hecho a mi medida; y nunca mejor dicho, ya que ha usado los ingredientes que a
mi me han venido en gana (¡cómo me cuida!): amaretto, guindas, chocolate y
coco. Y por si eso fuera poco, ¡una piececita de puzzle clavada!. Si queréis
degustarlo, un viajecito a la calle Blasco de Garay, 52 (Madrid, claro).
Antes de
acabar, un agradecimiento enorme al señor Pepe Gorines, superchef actualmente
sito en Madrid, ¡que fue quien me sugirió encarecidamente que fuese a visitar
por primera vez a Jose!
Pues desde aquí prometo hacer una visita a Dulce amargo. ¡Palabrita!
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