jueves, 26 de junio de 2014

Día 3- Disaster en la sala

Después de unos más que pacíficos días de sueños cumplidos y charlas en inglés, llegó el infierno a la tierra el día en que, tras solo tres de trabajo, terminaba la semana. Éso si, la terminaba levantándome a las 5 de la mañana y habiendome acostado el día anterior a la 1 tras hacer el cierre del restaurante.

No dormir = cerebro cansado = no entender ni flores.

Estaba muy excitada. Había atendido ya unas cuantas mesas en compañía de mi buena compañera y trainer Hannah, y llegaba el momento de tener mis propias mesas de principio a final. Qué emoción.

Mi primera mesa, ahí estaban. Tres adolescentes.
Me acerqué a la mesa.
"Hola chicaaas. ¿Qué quereis de beber?"
".,.,.,,,,,.,.,.,.,.,.,i.,.,.,,..g.,.,f"
O_o Oh Dios, hablan para el cuello de la camisa...
"San Pelegrinni... ¿So sparkling water?"
"No. Lemon" (escupitajo).
Qué día más largo...

Mi último intento de acercamiento a la mesa, cuando llevaban cerca de quince minutos sin levantar el tenedor del plato, fue para saber si habían terminado.
"Not quite yet" (labio superior sorprendentemente levantado). "Quite". En determinadas ocasiones, "quite" es como un escupitajo mucoso.
Otro cuarto de hora después de, por supuesto, no mover ni una espinaca, recogí los platos, esta vez ya terminados, aunque exactamente igual de vacíos que cuarenta minutos antes.

Tras interminables minutos de labios superiores levantados en posición de asco total e ignoramiento supremo por su parte, seguido por casi tenerme que subir a la mesa para recoger los platos porque el suelo estaba regado con sus bolsos y no movieron ni una uña para acercármelos, llegó el momento de la cuenta.
Por supuesto. Cuando vi a cada una de ellas con el movil y mirando el ticket, lo supe. Tres cuentas distintas.
No podía ir peor.

La última cuenta de las tres que, gracias a Dios, fueron con tarjeta, fue completamente transaccion...ada? por la clienta. Para qué iba a esperar a que yo hiciese lo que tocaba, ya lo hizo ella por mi, cogió su tarjeta y me devolvió el terminal con una sonrisilla de satisfacción. Qué dolor.

La siguiente mesa no fue mejor, empezando con un mundo de sonrisas y terminando con una madre y dos hijas haciendome burla cuando dejé la mesa por vez trescientas después de dejarle una de las ochenta tandas de bebidas que pidieron.

¿Y las siguientes y últimas dos? Ni siquiera eran mías. Trataba de ayudar a un compañero que nadaba en caca a cargo de la mitad del restaurante, practicamente lleno.
Asi que siento a una mesa, les pregunto por la bebida... Y ya está, descubierto que aquel era el día de San Camiso. San hablo al cuello del camiso. Bebidas nuevas que no entendí, en un tono que ni ellos eran capaces de oir... Tras cinco intentos de entenderles, escribi en mi comandero lo que Dios (que me tenía desatendida esa mañana) me dió a entender y me fui a mi sección.
No. Pero ojalá lo hubiese hecho.

Un último cliente me hizo una seña. "khdohwalkrjfwqmfrmwñqlm Bill"
"Mesa 64 quiere Bill"
"Ya la tiene"
"Disculpe, ¿es para cobrarle entonces?"
"Si"
Y alli empezó todo.
"Eres española."
A la mierda. "Podría aprender español en tres meses desde cero" "Se cinco idiomas" "China es la primera potencia mundial " "Yo soy ingles, pero los ingleses son... y... y también..."
Tras cuarto de hora atrapada alli, gracias a Cristo Bendito, la manager vino a salvarme y todos mis compañeros me preguntaron si había sido racista conmigo. Regular costumer known for being racist. Awesome.

Me retiro xD

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