martes, 28 de mayo de 2013

César Bustillo, Cous-cous negro, PRL, Madrid

César Bustillo, madrileño y técnico de prevención de riesgos laborales en un hospital, aquí presente en cuerpo y cara, a nuestra izquierda, es un viejo amigo. Y si, digo viejo, por el tiempo que llevamos "en contacto" bloguero. 
Por desgracia no le conozco en persona, pero estuve a escasos metros suyos en la pasada edición de Salón de Gourmets (el destino quiso que surgiese una charla y mientras la presenciaba, él se fue). 
Pero a lo que vamos. A parte de las ideas culinarias que tiene, cómo lleva su blog, me parece estupendo todo el conjunto. Me gusta tener con quién compartir cosas bloguiles, y él es un buen... ¿Compartidor?.


Todos os preguntaréis, como yo hasta ayer, de dónde sale eso de Capitán Rábano. Pues es un superheroe que existe "en la realidad". La verdad es que cómo acabó siendo su nick es una historia trepidante, que empieza en su despedida de soltero, y acaba separando una pelea vestido de Capitán. Ahí es nada. Como para no usarlo de mote. Me resulta importante que un mote tenga significado o historia detrás  Y me gusta saberla, claro jaja.

Sin más dilación, que me pongo sentimental y al final ocupo cinco hojas, os paso con Rabanito:

"En casa se comía bien, tanto en la mía como en la de mis tíos, abuelos, etc… Pero resulta que yo, durante toda mi vida escolar, toda, fui alumno de “comedor”, vamos, de los que se quedaban a comer en el colegio.
Durante años disfruté de lechuga aguada, pescadillas insulsas rebozadas, macarrones 10 minutos post-“al dente” y delicias similares que se repetían semana tras semana.

Luego llegó la Universidad, y con ella la comida de la cafetería. Primero la de Químicas de la Autónoma de Madrid y luego la de la Carlos III de Getafe y la de todos los bares de alrededor.

Tras ponerme a trabajar e irme a vivir solo, descubrí que sabía muy poco de cocina. Sabía hacerme huevos fritos, arroz blanco, carne a la plancha y muy poco más. Y decidí que eso tenía que cambiar.

En la fiesta de inauguración de mi casa, toda la comida la compré preparada en una tienda de pollos asados de un amigo. Yo no preparé nada.

Poco a poco, de forma autodidacta y empezando por el principio, fui aprendiendo cosas básicas y a disfrutar de la cocina y de todo su proceso. Desde el hecho de comprar el producto con una idea que luego se transforma, hasta el placer, para mí indescriptible, de ver como tu materia se trasforma poco a poco en el horno o cazuela.

Dio la causalidad de que con mi novia, ahora mi mujer, disfrutamos del ocio gastronómico de recorrer restaurantes y países disfrutando de sus cocinas y de que una de sus grandes amigas era una apasionada de la cocina, aunque su profesión no tuviese, como en mi caso, nada que ver con los fogones.
Una cosa llevó a la otra y, de las cenas de amigos retándonos a ver quién conseguía hacer tal o cual plato o con qué vino se acompañaba mejor, dimos el salto al mundo bloguero. Porque sí, porque no tenemos vergüenza, que si no, no estaríamos aquí.

¿Y a qué viene este rollo?, pues al hecho de que exactamente 12 años después de la inauguración de mi casa, organizamos una fiesta con amigas de mi mujer, y ellas se lo pasaron bien, pero sinceramente, creo que el que mejor se lo pasó fui yo, que estuve todo el día preparando su cena. Primero pensando el menú, luego comprando sus ingredientes y luego cocinando.
El menú:
Cous-cous negro, tartar de pepino y cebolleta y chili rojo con tomate deshidratado.
Patatas asadas al horno con ras-al-hanout, pimentón, comino, etc…
Estofado de ternera “a la irlandesa”, básicamente un buey a la borgoñesa al que sustituí el vino por Guinness.

Y en fin, esta ha sido y está siendo mi evolución en la cocina y de eso quería hablar en este proyecto puzzle.
De eso y de cuando me topé con este blog y con su irreverente autora, una chica llena de pasión que contagiaba a poco que te parases un minuto a leer lo que contaba.

Y aquí seguimos."

Este último párrafo (soy Diana, de vuelta) me hace pensar que, como en la vida, que muchas veces no decimos lo que sentimos hacia el otro, en los blogs y los colegas blogueros, pasa igual; nunca nos decimos (o pocas veces) cómo nos hemos encontrado o porqué "nos gustamos". Este era otro de los puntos por los que decidí lanzar el Proyecto. Y me enorgullece :D
Por cierto, he subrayado a posta (esta vez Blogger 0 Diana 1) uno de los párrafos, porque me ha parecido reseñable. Asi que... éso, le he hecho una reseña xD

6 comentarios:

  1. Que gusto saber mas de que y quien se esconde tras ese Capitán Rábano, que ahora lo veo mas entrañable y cercano :-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja... ¡si yo siempre he sido muy entrañable!, si Diana me llama "Rabanito" y eso que nunca he dado permiso para ello ;).
      Gracias Cova

      Eliminar
    2. Bueno, es que me gusta entrañabilizar a las personas... Ya habrá otros cien que te llamen Capitán Rabano, es más mona mi manera... Además, si te molestase, ¡ya me habrías mujido para que dejase de llamarte así! Pero sabes que no puedes... <3 Jajaja

      Eliminar
  2. ¿A que sí? Me pareció una idea genial, esto del Proyecto Puzzle, mismamente por éso, porque la gente con la que cibertratamos día a día... Al final, ¡no la conocemos! Y es una pena. Y aun más pena que no se anime más gente :D

    ResponderEliminar