jueves, 16 de junio de 2011

Canapé de revuelto jugosete de setas, champi a la hawaiana y gulas al ajillo

El otro día recordé, puestos a recordar, que parece que últimamente vivo más en el pasado que en el presente, que hace no mucho probé el mejor y peor revuelto setil de mi vida, todo en Valladolid. En unas circunstancias poco propicias, todo hay que decirlo, pero al fin y al cabo, paladarilmente hablando, digno de mención.

Teniendo una cajilla de gulas en casa, me pareció que para alimentar a tres personas, no era suficiente, asi que fui al mercado a visitar a mi buen amigo frutícola Joseba, de cuyo puesto me llamaron tremendamente la atención unas setas cardo (u ostra, como prefiráis) del tamaño de la palma de mi mano, y unos champiñones muy hermosos.

Asi que me pareció una buena idea hacer una especie de comida pinchil con champiñones, setas y gulas como protagonistas; un acierto lo mires por donde lo mires. Incluso haciendo el pino sobre unas manos llenas de llagas.

Total, que se me ocurrió que podía intentar hacer un revuelto de setas de la calidad de aquel primero que probé. Lo guardo con especial cariño en mi memoria, entre otras cosas de aquella semana, que aunque intensa, mereció la pena vivirla, ya que aprendí muchas cosas. A sopesar lo importante, entre otras.

Lo de los champiñones rellenos... Me faltó el tomate, éso es cierto, porque pretendía hacer una especie de hawaiana dentro del champiñón... Aun así estaban de vicio, y más aun el juguete que soltaron en el horno y que llenaron de porquería la bandeja, que ya está para tirar a los cochinos.

Quizá éste haya sido el último plato que cocine como tal en Bilbao, asi que tenía que ser digno del recuerdo de nuestros paladares... Y asi lo fue.

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