viernes, 1 de abril de 2011

El día que conseguí mi sueño...

Recuerdo estar sentada frente a otro escritorio, sentada en otra silla, pero escuchando esta misma canción.

Cuando estaba al borde de tirar y escupir todo un año de esfuerzos, cuando no solo vi, sino que asumí que me había confundido de camino porque, alli donde yo me esforzaba al 200%, otros se tocaban la panza y era a ellos a quienes arreaban para seguir adelante... Entonces el que me había empujado con más fuerza a caer, fue quien me dió una razón por la que seguir: las prácticas en el restaurante con el que soñaba desde año atras.

Pero me mintió. Se las dió a otro. En aquel momento crecí como en toda mi vida. Nunca me había quejado por nada, ni por la mayor de las injusticias. ¿Pero aquello? Aquello era una absoluta falta de palabra, y lo peor es que impedía que se cumpliese mi sueño.

No lo toleré. Recuerdo que subí con una de mis mejores colegas cocineras y empecé a despotricar como si no hubiese mañana. Y es que para mi ya no lo había. "Me da igual a dónde me mandes si no es alli. Mándame a la tasca de Paco, me da exactamente igual..." y en mi cabeza solo se oía... "Me lo prometiste" Cuántas veces han faltado a su palabra personas de las que dependía algo tan importante como aquello...

Pero mi desesperación le hizo ver que se equivocaba. Cambió el rumbo. De un "no puede ser", acabó diciendo "es todo tuyo"

Y después me recuerdo en aquellas escaleras esperando a que fuesen las 10 en punto... Entrar y verle. A él. A mi padre... A ése cocinero que años atrás veía desde el sofá de mi casa con mi hermano... Le tenía delante y me estaba diciendo "bienvenida Diana, ponte cómoda"...

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