lunes, 4 de abril de 2011

De cómo decidí empezar en ésto de la cocina

Supongo que fue ahí donde empezó todo.

Por unas circunstancias que aun no puedo comunicaros (quizá en una semana haya resultados), hoy he recibido en mí el recuerdo de por qué empecé con ésto de la cocina.

Desde muy pequeña recuerdo desear durante todo el día que llegase la noche para poder hacerme la cena. Al principio sólo huevos fritos y patatas, pero hubo un momento en el que todo éso cambió. Y supongo que debo agradecérselo a mi padre, ya que lo más serio empezó con él.

Durante mucho tiempo he pensado que le arrebaté el sueño a mi hermano, que solo le copié, como en tantas otras cosas, porque le adoro y me da mucha envidia lo que hace, porque era y es un ejemplo a seguir desde el momento en el que empecé a tener conciencia, pero de vez en cuando recuerdo que no es cierto.
Y lo que cambió todo aquello fue mi padre.

Hubo momentos horrorosos a su lado,  y cuando más miedo le tenía, cuando estábamos solos, me refugiaba en la cocina; apartaba mis libros a un lado y tomaba los fogones como un lugar confortable en el que pasar la pesadilla. Y poco a poco fui probando, haciendo nuevos platos, unos horrorosos, otros comestibles, pero todos me salvaban de pensar en aquello que era mi desgracia.

Muchas veces cuentas una historia un poco chunga a uno o dos. Ésto no lo sabe nadie, ahora os hago partícipes de ello.

Éso forma parte de los recuerdos que decidí olvidar, solo que a veces vuelven a recorrer levemente mi cabeza para volver a desaparecer al momento.

Por éso, por lo que supone, jamás podré separarme de ella porque para mi, lo es todo, por lo que implica.

Hace unas semanas me reunía con un antiguo amigo para conversar y recordar viejos tiempos. Hizo un comentario que me hirió tremendamente: que cuando estaba en bachiller no tenía ni idea de lo que quería hacer, porque quería estudiar informática y "mira en lo que acabaste".
No soy esa clase de chica que da tumbos en la vida y no consigue encontrar su camino. Aquel camino fue mío en el momento en el que lo pisé por primera vez hace ya más de 7 años... No sabría decir un momento exacto, pero si compruebo fechas, seguro que podría sacar algo aproximado... Aunque a quién le importa cuando ya ha pasado tanto tiempo...

Desde entonces, pues, me aferro a ella como si no hubiese nada más porque qué quereis que os diga, lo repito hoy; para mi, no hay nada más.

2 comentarios:

  1. qué gracioso, acabo de ver este post y yo llevaba un par de días pensando en hacer uno similar jejejejeje.

    en cualquier caso, no es malo dar tumbos por la vida o ser una veleta.

    el camino a escoger muchas veces es complicado y nada fácil de encontrar, por lo cual tienes que ir dando vueltas y vueltas hasta que consigues llegar al punto final.

    en el fondo, todos esos tumbos y vueltas sólo sirven para ayudarte a que cuando llegues a tu punto final, estés infinitamente más preparada.

    pd1: estoy casi seguro que tu hermano es un tío fenomenal :P

    pd2: tampoco le tengas tanta envidia, porque lo mismo es él quien te tiene envidia. en el fondo sois una familia de envidiosos todos :P

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  2. Estoy totalmente de acuerdo con todo lo que dices, sobre todo con lo de que esos tumbos hacen que llegues a la meta mucho ás preparado.
    Sip, mi hermano es fenomenal, no sabes la suerte que tengo :)
    Todo el mundo está lleno de envidia... :)

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